segunda-feira, 9 de setembro de 2019

De Economímesis (Derridá) Fragmento 2



Al arte mecánico, Kant opone el arte estético. Este último encuentra su fin inmediato en el placer.

Pero el arte estético se escinde a su vez en dos especies jerarquizadas. Todo arte estético no es un arte bello. Por lo tanto hay un arte estético que no tiene que ver con lo bello. Entre las artes estéticas, las artes agradables, buscan el gozo (Genuss). Las Bellas Artes buscan el placer (Lust) sin gozo (jouissance). Kant las define en dos líneas severas y sin paréntesis después de haberse complacido en describir el arte del gozo (catorce líneas incluyendo un largo paréntesis), el arte de la conversación, de bromear,la risa, la alegría, las tonterías (l’etourderie), la conversación irresponsable en torno a una mesa, la música durante la comida, los juegos de sociedad, etc..Todas estas actividades tienden al gozo. “El arte bello, al contrario, es un modo de representación que tiene su fin en sí mismo y que, aunque sin fin (sans but)(ohne Zweck), favorece el cultivo de las facultades del espíritu con miras a la comunicación social”. (§ 44.) 

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El placer puro, sin gozo empírico, tiende entonces al juicio y a la reflexión. Pero el placer del juicio y de la reflexión debe ser sin concepto, por las razones ya reconocidas.

Este placer, entonces, hace su duelo (fait son deuil) del concepto y del gozo. No puede darse más que en el juicio reflexionante. Y según el orden de un cierto socius, de una cierta intersubjetividad reflexionante.

¿Cuál es la relación con la economimesis? Poder hallar placer en una predicación reflexionante, sin gozar y sin concebir (concevoir) es, con seguridad, lo propio del hombre. Del hombre libre: capaz de productividad pura, es decir no intercambiable.

No intercambiable en términos de cosas sensibles o de signos de cosas sensibles (el dinero, por ejemplo), no intercambiable en términos de gozo. Ni como valor de uso ni como valor de cambio.

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Y sin embargo, esta productividad pura de lo no-intercambiable libera una especie de comercio inmaculado. Intercambio reflexionante, la comunicabilidad universal entre los sujetos libres abre el espacio de juego de las bellas artes. Hay en él una especie de economía pura en la que el oikos, lo propio del hombre se refleja (reflechit) en su libertad y en su productividad puras.

¿Por qué, entonces, mimesis aquí? Las producciones de las bellas artes no son producciones de la naturaleza, eso se da por sabido y Kant lo recuerda sin cesar.

Facere y no agere . Pero un cierto cuasi, un cierto als ob restablece la mimesis analógica en el punto en el que esta aparece indiferente/distante (coupée). Las obras de las Bellas Artes deben tener la apariencia de la naturaleza y precisamente en tanto que producciones (façons. latín: facere, hacer) de la libertad. Estas deben semejar los efectos de la acción natural en el momento en el que ellas son, de la forma más pura, obras (opera) de factura artística. “Ante un producto de las Bellas Artes hay que tener conciencia de que se trata del arte y no de la naturaleza; pero la finalidad en su forma debe parecer (scheinen) tan libre de toda constricción (Zwang) de reglas arbitrarias como si (als ob) fuera el producto de la pura naturaleza. Es en este sentimiento de libertad en el juego de nuestras facultades, que al mismo tiempo debe tener cierta finalidad, donde reside el placer (Lust) que solo resulta universalmente comunicable sin basarse en conceptos”. [§ 45].

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La productividad pura y libre debe semejar la de la naturaleza. Y lo hace precisamente porque, libre y pura, no depende de las leyes naturales. Entre menos depende de las leyes de la naturaleza más se asemeja a ella. La mimesis no es aquí la representación de una cosa por otra, la relación de semejanza o de identificación de dos seres, la reproducción de un producto de la naturaleza por un producto. Ella no es la relación entre dos productos sino entre dos producciones. Y de dos libertades. El artista no imita las cosas en la naturaleza, o si se quiere en la natura naturata, sino en los actos de la natura naturans, las operaciones de la physis. Pero como una analogía ha hecho ya de la natura naturans el arte de un sujeto autor y, puede decirse también, de un dios artista, la mimesis despliega la identificación del acto humano con el acto divino. De una libertad a otra. Comunicabilidad de juicios de gusto puros. Intercambio (universal, infinito, sin límites) entre los sujetos de manos libres en el ejercicio o la apreciación de un arte bello, todo esto supone un comercio entre el artista divino y el artista humano. En realidad, este comercio es una mimesis en sentido estricto, escena, máscara, identificación con el otro en escena, y no la imitación de un objeto por su copia. La “verdadera” mimesis: entre dos sujetos productores y no entre dos cosas producidas. Implicada por la terceracrítica, si bien el tema explícito, menos aún la palabra misma nunca aparece, esta clase de mimesis inevitablemente pide la condenación de la imitación, que siempre se califica de servil.
Primer efecto de esta mimesis antropo-teológica: la teleología divina garantiza la economía política de las Bellas Artes, la oposición jerárquica del arte libre y del arte mercenario. La economimesis pone todo en su lugar, comenzando por el trabajo instintual de los animales sin lenguaje y terminando en Dios, pasando a través de las artes mecánicas, las artes mercenarias, las artes liberales, las artes estéticas y las Bellas Artes. 

https://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/textos/economimesis.pdf

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