Sobre el fondo de esta analogía se lee el “lenguaje cifrado” (Chiffreschrift) que la naturaleza “nos habla figuradamente (figürlich) através de sus bellas formas”, sus signaturas reales que nos hacen considerarla como producción del arte. La naturaleza se hace admirar como un arte, según leyes ordenadas y no por accidente. Si Hegel parece decir aquí lo contrario, que no hay otra belleza que la del arte, la analogía entre la naturaleza y el arte proveería como
siempre un principio de reconciliación.
Qué es el arte? Kant parece comenzar por responder: el arte no es la naturaleza, suscribiendo así a la oposición heredada, endurecida, simplificada, entre techne y physis. Del lado de la naturaleza, la necesidad mecánica, del lado del arte, el juego de la libertad. En el intermedio toda una serie de determinaciones secundarias. Pero la analogía anula esta oposición. Esta pone bajo el dictado de la naturaleza lo más salvajemente libre que produce el arte. El genio es el lugar de semejante dictado:
aquello por medio de lo cual el arte recibe sus reglas de la naturaleza. Todas las proposiciones de forma anti-mimética , todas las exigencias contra la imitación resultan minadas en este punto. No se debe imitar a la naturaleza pero esta, al asignar sus reglas al genio, se pliega, vuelve a sí misma, se refleja/reflexiona (réfléchit) a sí misma a través del arte. Esta flexión especular da a la vez principio a los juicios refelxionantes -la naturaleza al garantizar la legalidad en un movimiento a partir de lo particular- y el recurso secreto de la mimesis : [entendida] en primer lugar no como una imitación de la naturaleza por un arte sino como una flexión de la physis, la relación de la naturaleza consigo misma. Aquí no existe ya una oposición entre physis y mimesis ni, por consecuencia, entre physis y techne o, al
menos, es lo que debe verificarse ahora.
El parágrafo 43 comienza diciendo: “el arte se distingue de la naturaleza como hacer (thun) (facere) se distingue de obrar (Handeln) o de efectuar (Wirken) en general (agere) y el producto (Produkt) o la consecuencia de aquel, como obra (Werk) (opus), se distingue del producto de este como efecto (Wirkung) (effectus)”.
Estas analogías de proporcionalidad se construyen sobre un cierto número de oposiciones aparentemente irreductibles. ¿Cómo van, como siempre lo hacen, a ocultarse/soslayarse (s’effacer) finalmente? y a beneficio de qué economía política?
Para soslayarse, como siempre, la oposición debe producirse, propagarse y
multiplicarse. Es un proceso que hay que seguir.
Al interior del arte en general (uno de los dos términos de la oposición precedente), otra división engendra toda una serie de distinciones. Su estructura lógica no es insignificante: [no hay] ninguna simetría entre los términos, sin embargo, unajerarquía regular tal que cualquier intento de distinguir entre los dos también los clasifica como [siendo] más y menos. Se propone definir dos artes distintas pero para poner en evidencia dos fenómenos del cual uno es más propiamente “arte” que el otro.
Inmediatamente, tras haber distinguido el arte de la naturaleza, Kant precisa que no debe llamarse “arte” más que a la producción de la libertad, por la libertad (Hervorbringung durch Freiheit). El arte propiamente dicho pone en obra lo librearbitrario (Willkür) y postula la razón como fundamento de sus actos. No hay pues un arte en sentido propio, más que la de un ser libre y logon ekon: el producto de las abejas (“las celdas de cera construidas regularmente”) no son una obra de arte.
Aquello que se percibe a través de esa reiteración del tema humanista, también de la noto-teología que se confunde con él, a través de esa alharaca oscurantista que trata siempre de la animalidad en general, según uno o dos ejemplos escolares, como si no hubiese mas que una sola estructura “animal” que pueda oponerse a lo humano (siempre dotado de razón, de libertad, de sociabilidad [socialité], de risa, de lenguaje, de ley, de simbólica, de conciencia o de inconsciente, etc.. ), es que el concepto de arte ha sido construido de tal manera con miras a ofrecer semejante garantía. Toda la economimesis (Aristóteles: solamente el hombre es capaz de mímesis) se representa en este gesto. Su astucia y su inocencia -la lógica del hombre- no tiene otro objetivo que sostener el privilegio absoluto de la emergencia (arte, libertad, lenguaje, etc..) habrá que fundarla en un naturalismo absoluto y en un indiferencialismo absoluto, re-naturalizar alguna parte de la productividadhumana, camuflar [effacer] la diferenciación dentro de la oposición.
J. Derrida
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