lo más importante en Derrida es la cuestión de la lectura. Habría que pasar mucho tiempo discutiendo en qué se transformó la lectura después de Derrida y después del postestructuralismo. Y esto también es importante al interior del pensamiento latinoamericano, pues nos impulsa a leer de manera diferente --- Esa me parece que es la gran contribución de Derrida, la de abrir la posibilidad de nuevas lecturas. Derrida tenía la ventaja de ser un lector extraordinario, no conozco mejor lector que Derrida -- capaz de leer allí cuestiones de una novedad absoluta. En segundo lugar, otra cosa que me parece importante es que las lecturas de Derrida –y esto es algo que le ha causado problemas hasta el día de hoy– eran siempre lecturas que buscaban desentrañar los espacios en blanco de las teorías ajenas, lo que permite no monumentalizar las obras leídas y admiradas -- esa noción de fuerza nítidamente nietzscheana. Eso es admirable, con Derrida se aprende a leer sin hacer una mera repetición ni hacer simplificaciones muy grandes. Como última pregunta, sus trabajos más recientes abordan la temática cosmopolita desde una perspectiva literaria, recuperando el antiguo vínculo entre cosmopolitismo y literatura que hoy no parece central en el debate europeo que puede leerse en Ulrich Beck, Jürgen Habermas, Thomas Pogge, etc. ¿Por qué cree que en el pensamiento europeo, después de Derrida, ese vínculo parece haberse abandonado? ¿Qué relación cree que existe, por el contrario, entre el pensamiento latinoamericano y el cosmopolitismo y qué papel juega allí la escritura literaria?
sábado, 7 de setembro de 2019
Entonces, el entre-lugar, independiente de que pueda ser mal entendido o sobre simplificado, cuestión que ya no depende de mí, y más allá de que no sea perfecto, es un pensamiento que se sostiene como una teoría no conservadora, no liberal ni neoliberal, sino que intenta comprender una cosa que es muy difícil de comprender que es lo contemporáneo. Para comprender lo contemporáneo no basta un pensamiento enciclopédico, que no avanza, que no es de vanguardia; que da cuenta de lo que está ocurriendo hoy en día pero no lanza al lector hacia nuevas cuestiones, hacia nuevos puntos críticos. Lo que es muy importante en el entre-lugar es que es una teoría del riesgo, del peligro, no es una teoría de la tranquilidad y eso es lo que me parece más importante, es una teoría donde estamos obligados a arriesgarnos, a construir un camino propio y abrir espacios de discusión, que a veces pueden ser muy fructíferos y a veces no, porque no hay garantías. Y eso está relacionado con lo que hablábamos hace un momento sobre el carácter transgresor, con la necesidad de romper ciertos lugares de discusión, ciertas teorías o pensamientos que se transforman en prisiones. Es eso mismo. Hace un momento conversaba con uno de los participantes de mi mesa, Andrés Claro, acerca de que hoy en día no existe un buen discípulo de Jacques Derrida, porque todos están hipnotizados por el pensamiento del propio Derrida. A diferencia de Derrida, que hizo relecturas del pensamiento de Lacan, de Lévi-Strauss, de Michel Foucault, en las cuales siempre existía una expansión de las fronteras, de las ideas. Y la necesidad actual es justamente esa, la de crear una teoría como riesgo
lo más importante en Derrida es la cuestión de la lectura. Habría que pasar mucho tiempo discutiendo en qué se transformó la lectura después de Derrida y después del postestructuralismo. Y esto también es importante al interior del pensamiento latinoamericano, pues nos impulsa a leer de manera diferente --- Esa me parece que es la gran contribución de Derrida, la de abrir la posibilidad de nuevas lecturas. Derrida tenía la ventaja de ser un lector extraordinario, no conozco mejor lector que Derrida -- capaz de leer allí cuestiones de una novedad absoluta. En segundo lugar, otra cosa que me parece importante es que las lecturas de Derrida –y esto es algo que le ha causado problemas hasta el día de hoy– eran siempre lecturas que buscaban desentrañar los espacios en blanco de las teorías ajenas, lo que permite no monumentalizar las obras leídas y admiradas -- esa noción de fuerza nítidamente nietzscheana. Eso es admirable, con Derrida se aprende a leer sin hacer una mera repetición ni hacer simplificaciones muy grandes. Como última pregunta, sus trabajos más recientes abordan la temática cosmopolita desde una perspectiva literaria, recuperando el antiguo vínculo entre cosmopolitismo y literatura que hoy no parece central en el debate europeo que puede leerse en Ulrich Beck, Jürgen Habermas, Thomas Pogge, etc. ¿Por qué cree que en el pensamiento europeo, después de Derrida, ese vínculo parece haberse abandonado? ¿Qué relación cree que existe, por el contrario, entre el pensamiento latinoamericano y el cosmopolitismo y qué papel juega allí la escritura literaria?
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