domingo, 8 de setembro de 2019
Distinta de la ciencia, el arte en general (ya no es una cuestión de bellas artes) no se reduce solo a la destreza (Hand-werk). Esta intercambia el valor de su trabajo por el salario, es un arte mercenario (Lohnkunst). El arte propiamente dicho es el arte liberal (freie) , su producción no debe entran en el círculo económico del comercio, de la oferta y la demanda, no debe ser intercambiado. El arte liberal y el arte mercenario no forman, entonces una pareja de opuestos. Uno es más alto que el otro, más “arte” que el otro, hay más valor en no tener valor económico alguno. Si el arte, en sentido propio es “producción de la libertad”, el arte liberal se conforma más con su esencia. El arte mercenario no pertenece al arte más que por analogía. Y si se continúa el juego de esta analogía, la productividad mercenaria se asemeja a la de las abejas: carece de libertad, finalidad determinada, utilidad, finitud de la norma [código] [code] , fijeza del programa sin razón y sin juego de la imaginación. El hombre de la destreza, el trabajador, como la abeja, no juega. Y de hecho, la oposición jerarquizada del arte liberal y el arte mercenaria es la del juego y el trabajo. “Se considera a la primera como si no pudiera tener finalidad (eficacia) más que como juego, es decir como actividad que place por sí misma; el segundo como trabajo, es decir una actividad que disgusta (una molestia), que resulta atractiva solamente por su efecto (el salario, por ejemplo), y que por lo tanto, puede ser impuesta por constricción (zwangsmässig)”
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